viernes, 31 de agosto de 2007

PÁJARO EN LLAMAS

“He visto las mejores mentes de mi generación, destruidas por la locura, muriéndose de hambre, histéricas, desnudas, arrastrándose por las calles negras a la madrugada, buscando una droga furiosa”.

El Aullido - Allan Ginsberg.



Un error en medio de la improvisación, los dedos se enredaron, quedó en silencio, estancado en la nebulosa. Un fuerte baquetazo en la cabeza que le lanzó el baterista lo arrancó del vacio, abucheado y burlado se bajó del escenario. Durante las siguientes semanas le hirvió la sangre, así que se dedicó a perfeccionar su técnica, para no callar jamás, para gritar como nadie, para dejar a todos con la boca abierta. Esto era en aquella época de sus 15 años, cuando vagaba con su saxo alto, por las calles de Kansas, en busca de colarse en algún jaming de los que hacían las orquestas de la ciudad después de sus presentaciones. El pequeño golpe rompió el cascarón y Charlie Parker, después de unos meses era el saxofonista de la mejor orquesta de la ciudad. Con esta viajó por primera vez a Nueva York, ahí conoció a un trompetista con el que compartía algunas ideas, un tal Gillespie.


Algo de esa primera estancia en Nueva York lo obsesionó por volver, esta vez por su cuenta. No le importó lavar platos en un bar durante unas semanas, mientras que escuchaba el ritmo frenético de Art Tatum, cuando el baterista dejó de tocar en el lugar, Charlie también se fue. Estuvo un rato durmiendo en las calles y vagando por ahí hasta que consiguió tocar por una miseria en un local, en el que unas noches después se volvió a encontrar con Dizzy Gillespie, que se convertiría en su sombra durante esos primeros años. El trompetista lo arrastró a la orquesta en la que estaba tocando, pero al poco tiempo se independizaron y esparcieron su poder por los bares de la zona, eran mediados de los 40´s y la calle 52 ardía. Se dice que ambos le dieron forma a lo que se venía gestando desde hacía tiempo en las calidas noches de improvisaciones en Harlem, el Be-bop, música de la membrana que le dio un golpe certero al show bussines del momento, el swing, y que hizo arder al jazz y lanzarlo como un cohete por una órbita inesperada.

2 comentarios:

Federico dijo...

Muy bien chino. Se nota que es un tema que domina. Me gustó mucho el lenguaje y es muy ameno de leer. Buen ritmo, frenetico, moderado y totalmente dinámico.

OLGA LUCÍA dijo...

Que buen artículo... es muy agradable leerlo, se nota el dominio del tema.

Muy bien Serrano.