martes, 26 de enero de 2010

La incombustible voz negra


Como gran parte de las leyendas salió de África, forzado fue llevado en galones, traficado por portugueses, árabes y judíos. Germinó con la brisa del Caribe, entre los lupanares rojos de New Orleans, muy cerca a Cuba y Haití. En Congo Square hizo escuchar su voz y fue ahí donde se formaron sus nervios. Cómo el blues conoció las carreteras que del sur iban al norte, atravesando Dixeline una y otra vez, cargado de esa ira y esa tristeza, ese desencanto sutil, que pronto aprendieron a gritar las trompetas y los saxofones.
Terminó su proceso de maduración en los garitos clandestinos de los gangsters de Chicago, entre los chorros de whisky ilegal y la sonrisa complaciente de las prostitutas, escapando de la nieve y de los balazos de la calle, ahí se vio por primera vez la sonrisa de Pops. Buscó la vitalidad en el Kansas ilegal de Pendergast (la máxima despensa de drogas y otros frutos prohibidos del medio oeste), desde el Reno se regó la leyenda del Conde y de cómo Lester había vencido en un duelo que duro 3 días al gran saxofonista del momento Coleman Hawkins, un pájaro de corral revoloteaba sus calles de tierra con un instrumento hechizo que soltaba más chirridos que música. En Nueva York, el Duque le daba un toque de distinción y en Broadway empezaban a hablar de Porgy and Bess, mientras que en las calles se silbaba Summertime y Rhapsody in blue.
Ya tenía nombre, una onomatopeya sonora, como un golpe de batería, Jazz, circulaba en la radio de todo el mundo, haciendo bailar a la gente, para olvidarse de la depresión, antes de que estallara la guerra y con ella el desquiciante Bebop. De ahí en adelante absorbió el ritmo de la calle, se adelantó al compás de los tiempos, corriendo desesperado entre el llanto de la incomprensión y del racismo, entre las andanzas del loco, la introspección del monje y los aleteos del pájaro. El demonio Azul del Miles Davis, ya había llegado de San Luis y estaba dispuesto a absorber los sonidos de Harlem, mientras que rondaba con su trompeta, desarrollando sus carretes, en busca de lugares en donde darse a probar en improvisaciones desmedidas, iba acompañado de Max Roach y del Gordo. Luego inventaría con otros 9 la música que se afincó en la costa oeste, más edulcorada y contenida, cómo Hollywood exigía.
En los años 50´s la casa de brujas también se enfocó en busca de los consumidores habituales de heroína, a Charlie nunca lo pescaron, pero hicieron los posible por segregarlo hasta hincharlo y arrancarle el pico, muchos fueron a sanatorios, otros a la cárcel, el electro shock se convirtió en la terapia más común, otros murieron una tarde triste, pegados a su botella de whisky como Lester y con él, ya sin voz ni alma, Ladyblue. Era el momento de la furia, de la ira y por eso sonó como nunca la batería desesperada de Art Blakey y sus Jazz Messengers y como respuesta la de Max Roach, acompañada de la trompeta de Clifford Brown, un accidente de coche rompió el último sueño.
En el momento menos pensado apareció el Quinteto y luego el Sexteto de Miles, lo más nuevo y refinado, ahora todo el mundo hablaba de ese tren azul que no se quitaba el saxofón de la boca y podía hacer solos de una hora, también del pianista blanco demasiado delicado, pero a la vez innovador, encorvado en el instrumento con sus lentes de recién salido de la biblioteca. Y cuando salió Kind of blue pensaron que lo había dicho todo y que se había modificado para siempre la historia de este tipo de música, sin embargo, apareció el un texano barbudo con su saxofón de plástico que hizo saltar a todo el mundo de sus sillas, había nacido el free jazz y con este se rompían todas las barreras.
Luego solo quedaba la fusión con los hermanos más cercanos: de sangre caliente, de la misma madre y salidos de Cuba, volvían los timbales y el sabor latino. Su otro hermano amplificado y salido del blues, ahora llegaba el momento de jugar con instrumentos eléctricos y con los sonidos más rockeros. El nuevo quinteto de Miles y luego cada uno en sus andanzas, los Headhunters de Herbie, el Weather Report de Wayne Shorter y Zawinul, Retor to Forever de Corea. El jazz tenía dos caminos o los festivales y las grandes audiencias, o el museo sonoro. De ahí en adelante todo ha sido ampliación y mimetismo. Desde un comienzo fue eso, mezcla e improvisación, abertura, libertad. Es el canto de África que ahora hace eco en todo el mundo, del tocadiscos, a los estéreos, al CD a las computadoras, más de 100 años de historia, de carreteras de ciudades, los hombres que forjaron su leyenda son muchos, incontables, incombustibles.