sábado, 21 de febrero de 2009

POLIFONIA BIPOLAR

¿Cuántos albums más tiene que sacar un grupo para confirmar que no están acabados? Hundido psicológicamente, Brian Wilson, el mayor de los tres hermanos que formaban parte de los Beach Boys, renunciaba a las giras para dedicarse de pleno al trabajo discográfico. Inspirado por Burt Bacharach y Phil Spector, Wilson decidió concentrar todos sus esfuerzos en las sesiones de grabación.
De su cabeza salieron las canciones más emblemáticas de la banda. Las cuales no solo compuso y produjo, sino que también lleno de arreglos. La contribución de Wilson en la música moderna fue tan destacada que hasta los Beatles reconocieron la influencia de este músico californiano en el Sargent Pepper’s.
Un talento que brilló en dos albums demasiados adelantados a su tiempo. El primero, Pet Sounds, que no recibió la respuesta deseada por el público y el segundo, Smiley Smile, que ni siquiera vio la luz sino varios años después de su concepción.
Canciones como Good Vibrations, Woundn’t It be Nice, I Just Wasn’t Made For These Times o God Only Knows, sirvieron para explorar los alcances cromáticos de las voces de los miembros del grupo. Voces que bajo las indicaciones de Wilson, explotaron para conseguir el sonido más colorido y genuino de esa época.
Sin embargo, no todos los integrantes de la banda estaban contentos con la nueva dirección que tomó el grupo. Apoyándose en las bajas ventas y advirtiendo del peligro de seguir traicionando el estilo surfero que los catapultó hacia la fama. Mike Love, primo de los Wilson y cantante de la banda, se las arregló para que Brian dejara de tener el control absoluto en las sesiones de grabación.
Para ese entonces a Brian ya se le veía ido. Con su mirada perdida y apretando las mismas teclas del piano, se apresuraba hacia un abismo. Las drogas empezaban a pasarle factura y él las necesitaba como un perro adicto a las pulgas. Pero las pulgas se pueden conseguir en cualquier esquina, igual que las drogas.
La cocaína fue su mejor amiga. En ella se refugió para hacer frente a la depresión causada por un trastorno mental aun no catalogado y por las secuelas de la tormentosa relación que mantuvo con su padre: un compositor frustrado, déspota y egoísta, que trató por todos los medios de incluir sus canciones en los discos de sus hijos.
Le llevó décadas, salir de esa nube negra. Pero atrás quedaron los tiempos en los que duró casi tres años echado en su cama. Por fin terminó el álbum inacabado que tenía pendiente desde su etapa con los Beach Boys. Ahora, de vez en cuando sale de gira con su propia banda y todavía sigue escuchando melodías en la cabeza ¿Qué más puede pedir? Chuck Berry es a la música lo que el Imperio Romano es a la historia de la tierra.