domingo, 11 de enero de 2009

DESERTORES DEL ROCK


Algunas personas han sido determinantes en la historia de la música por razones diferentes. Algunos han vendido su alma en un cruce de caminos, inmolado en las llamas de la fama o desangrado encima de un escenario. En cambio otros, siempre serán recordados por lo que en su momento tenían que hacer. Es decir: apartarse. Lo hizo Pete Best con los Beatles, lo hizo Henri Padovani con The Police y también lo hizo Dave Mustaine cuando Kirk Hammett lo remplazó en Metallica.
Sin su retirada todo sería diferente: The Police no hubiera sido un trío, Ringo Starr jamás se hubiera puesto el anillo que provocó tantos problemas en Help y Megadeth tampoco hubiera sido el mejor ejemplo de lo que se puede alcanzar con odio y resentimiento.
Pero no todo el que sale de una banda lo hace porque lo echan o lo apartan sistemáticamente. Hay algunos que renuncia, que pudiendo continuar, deciden renunciar antes de que el rock les cobre factura. La diferencia de edad entre Bill Wyman y el resto de los Stones siempre fue una barrera. Eso no significaba que no se divirtiera. Mientras Jones y Richards se hundían en las drogas, Wyman no hacía más que perseguir mujeres. Siendo el mayor de todos, lo más lógico es que fuera el más moderado, pero en realidad era Charlie Watts el que menos interés en ser una estrella demostraba. Ni siquiera Jagger, sumido en el papel de front man, cuenta con las credenciales amorosas, por no decir sexuales, de Wyman.
Según la leyenda, durante los 31 años que tocó con los Rolling, Bill llegó a acostarse con más de 1000 mujeres. Pero no fue de tanto conocer señoritas que Wyman decidió poner fin a su etapa con la banda. Para él, ya había aprovechado lo suficiente su status. Llenar estadios, se había convertido en un trabajo rutinario que en lugar de disfrutar, colocaba un peso enorme sobre su existencia. Además para ese entonces ya estaba forrado y sabía que ya no le quedaba mucho más que hacer, salvo descansar. Lo que no había logrado hacer plenamente desde que se subió al tren del rock n roll.
Algo parecido le pasó a Bill Berry, ex baterista y miembro fundador de REM, quien dejó la banda para convertirse en granjero. El acoso de la prensa, los conflictos internos del grupo y un aneurisma cerebral en pleno concierto en Laussane, fue lo que lo empujó a tomar esta determinación. De algún modo, el éxito abrumador de Out of Time y Automatic for the People, sumado con el giro más agresivo de Monster, contribuyó directamente a su prejubilación voluntaria.
Sin embargo, entre los casos más sorprendentes está el de Cat Stevens. Quien no sólo renunció a la música, sino también a su nombre. Dejó de profesar el rock, para profesar el islam. Para ese entonces, afortunadamente, el músico londinense ya había grabado los suficientes albums como para cimentar su leyenda. Con sus cuerdas metálicas modulando arpegios místicos y los tonos de su voz apaciguando a las bestias. En un momento la canción es pacífica y de repente todo estalla, como cuando una estantería de libros se le viene a uno en la cabeza.